Medio Ambiente
Un río bien conservado
Los espléndidos encinares de Conquista y Ciudad Real, que marcan el límite entre Andalucía y Castilla, se encuentran separados por el sinuoso cauce de un interesante río, el Guadalmez, que conserva muchas de las características propias de un curso fluvial en estado natural. Quizás sea su condición de frontera natural entre dos provincias de distintas comunidades autónomas, lo que lo ha convertido en “tierra de nadie” respetada e ignorada.
Sea cual sea el motivo, es un hecho comprobable el buen estado en que se encuentra la vegetación de sus orillas, que en algunos tramos constituye un claro ejemplo de lo que tendría que ser en todos los casos este tipo de formación vegetal.
El conjunto se complementa con la presencia de unas aguas limpias y abundantes durante casi todo el año.
Esta circunstancia tiene lógico reflejo en la composición de su fauna, y así, es frecuente ver en este río una especie tan interesante como la nutria. La presencia de tan singular mamífero, que normalmente vive y se reproduce en el Guadalmez, no puede ocultar el gran valor del conjunto, verdadero monumento natural de Conquista. Ríos como este quedan muy pocos, y si no los cuidamos, pronto nuestros descendientes no podrán contemplarlos.
Nos encontramos pues ante un territorio equilibrado, con unas dehesas muy valiosas y, en general, bien conservadas, donde la fauna y la flora completan con normalidad sus ciclos vitales.
Los espléndidos encinares de Conquista y Ciudad Real, que marcan el límite entre Andalucía y Castilla, se encuentran separados por el sinuoso cauce de un interesante río, el Guadalmez, que conserva muchas de las características propias de un curso fluvial en estado natural. Quizás sea su condición de frontera natural entre dos provincias de distintas comunidades autónomas, lo que lo ha convertido en “tierra de nadie” respetada e ignorada.
Sea cual sea el motivo, es un hecho comprobable el buen estado en que se encuentra la vegetación de sus orillas, que en algunos tramos constituye un claro ejemplo de lo que tendría que ser en todos los casos este tipo de formación vegetal.
El conjunto se complementa con la presencia de unas aguas limpias y abundantes durante casi todo el año.
Esta circunstancia tiene lógico reflejo en la composición de su fauna, y así, es frecuente ver en este río una especie tan interesante como la nutria. La presencia de tan singular mamífero, que normalmente vive y se reproduce en el Guadalmez, no puede ocultar el gran valor del conjunto, verdadero monumento natural de Conquista. Ríos como este quedan muy pocos, y si no los cuidamos, pronto nuestros descendientes no podrán contemplarlos.
Nos encontramos pues ante un territorio equilibrado, con unas dehesas muy valiosas y, en general, bien conservadas, donde la fauna y la flora completan con normalidad sus ciclos vitales.