Datos históricos

– Prehistoria:
Una antigua referencia de Carbonell, de 1923, narra el hallazgo en La Gavia, en una mina de pedernales de la que se extraía sílex para ser usado como piedra de mecheros de yesca, de una vasija de barro y unos ochenta cuchillos de sílex de gran tamaño, que fueron troceados para convertirlos en las citadas piedras de mechero. Carbonell consiguió rescatar uno, de algo más de diez centímetros de longitud, que hoy se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba, y que por sus características es una pieza adjudicable al comienzo de la Edad de los Metales, al Calcolítico. Las circunstancias en que se produjo el hallazgo nos impiden determinar si se trataba de un ajuar funerario -es frecuente la inclusión de numerosas piezas de sílex como ofrenda al cadáver- o de un escondrijo de tales objetos. Tampoco sabemos nada de la vasija (que posiblemente fue destruida), pero el conjunto es de carácter calcolítico. También se ha señalado el hallazgo, en 1945, de varias sepulturas en cista, fosas rectangulares, más o menos pequeñas con las paredes recubiertas de lajas de piedra, frecuentemente de esa misma etapa calcolítica, pero de las que no tenemos más documentación que la cita bibliográfica.
– Edad Antigua:
Fueron interesantes las labores mineras efectuadas en el término de Conquista durante la época romana persiguiendo el cobre y el plomo, lo que explica que encontremos por doquier abundantes restos de esa cultura. Por otra parte, existen indicios de una calzada que, procedente de Córdoba, vía Adamuz, condujese a la Meseta, pasando por Conquista; y efectivamente, han sido encontrados restos de un camino empedrado en el mismo casco urbano. Se observa presencia romana en los alrededores de la ermita de San Gregorio y en lugares fundamentalmente relacionados con las explotaciones mineras. El Tendajo, Las Minillas, Los Prados de Leonardo, cercanías del arroyo de los Estercolados, Tejoneras Bajas, Dehesa de Quebradillas, etc., y minas de plomo de la dehesa comunal de Conquista, Dehesa de las Minillas, Hazas de Tamarillas, Zahúrdas de Castador, Dehesa Quebradiza, El Castillejo, Cañada del Garmonar, etc.

– Edad Media:
No existen indicios de población alguna durante los siglos medievales en esta zona, vinculada en época musulmana a la cora de Fash al-Ballut. Aunque las noticias más remotas sobre la conquista de tierras en la comarca de Los Pedroches por Alfonso VII (mediados del siglo XII) y su posterior control por parte de la orden militar de Calatrava (1189) hagan referencia a su parte oriental, no conocemos la fecha de incorporación de la zona de Conquista a territorio cristiano. Sin embargo, cuando en julio de 1243 Fernando III concede al concejo de Córdoba, junto a otras villas y castillo, la de Pedroche, esta donación incluiría el actual término de Conquista. En él –como señala M. Nieto Cumplido- se instalaría probablemente, pero ya en el siglo XV alguna de las doce ventas francas que Enrique III concedió a la ciudad de Córdoba en enero de 1394, para la protección de los caminos que, por Adamuz y el Villar, iban a Almodóvar del Campo y a Ciudad Real.

– Edad Moderna:
La fundación de Conquista está vinculada a la importancia que cobra el denominado camino de la Plata, que comunica la antigua capital del Califato con la Meseta y Madrid. Durante los siglos XVI y XVII esta vía registra un intenso tráfico de viajeros y mercancías. Desde Córdoba pasa por Adamuz y atraviesa un extenso despoblado con algunas ventas hasta salir al valle de Alcudia. A partir de mediados del XVI se plantea la necesidad de erigir núcleos de población en la citada ruta, debido a la inseguridad de la zona, en la que se cometen numerosos robos y asaltos. A principios de 1575 el Ayuntamiento de Córdoba patrocina y financia la creación de un poblado, cuya iniciativa parte de los habitantes de Navagrande, aldea de la villa de Pedroche, quienes solicitan tierras para ser explotadas. A raíz de esta petición, el concejo de la capital propone a los vecinos el tras lado de la población a la que se pretende construir al borde del camino real. En marzo del mencionado año se han dado los primeros pasos por el caballero veinticuatro Fernando Páez de Castillejo, que adquiere un terreno con una superficie de 29 fanegas, de las que una parte se ha distribuido en un centenar de solares para levantar viviendas. También se señala el lugar donde se construirá la iglesia. De inmediato comienzan los trabajos de construcción de viviendas, que se desarrollan con bastante rapidez a pesar de los problemas surgidos en el suministro de materiales y los originados por os vecinos de Pedroche, que intentan sin éxito abortar el traslado de los habitantes de Navagrande al nuevo asentamiento humano. El número de familias instaladas queda muy por debajo de las previsiones, ya que el proyecto era fundar un núcleo con trescientos vecinos. No obstante, el concejo de Córdoba acuerda continuar prestando un apoyo decisivo la nueva población y adoptar medidas que atraigan pobladores. Una de ellas será la exención fiscal durante un periodo de diez años a los que se instalen en el lugar. La llegada de los pobladores plantea la necesidad de elegir personas que se hagan cargo del gobierno y administración, realizándose los primeros nombramientos en 1577. Al mismo tiempo que se organiza la vida municipal se estructura y regula la económica. A finales de enero de 1578 los habitantes de Conquista solicitan a Córdoba la aprobación de unas ordenanzas que fueran iguales a las de cualquier localidad de la zona de Los Pedroches. La redacción se aplaza unos veinte años, puesto que hasta diciembre de 1598 el Ayuntamiento de Córdoba no recibe las normas elaboradas, que serán aprobadas por el Consejo Real en julio de 1600. El proceso de formación de la nueva población se prolonga a lo largo de un lustro y está concluido en 1580. En esa fecha el poblado, bautizado con el nombre de Conquista, cuenta con treinta vecinos. En los años siguientes aumentan los efectivos humanos, como se prueba a través de los censos elaborados en 1587 y 1591: 68 y 79 vecinos respectivamente. Tras la crisis del siglo XVII se produce una recuperación demográfica, y en 1781 figuran 247 personas: 134 hombres y 113 mujeres.

– Edad Contemporánea:
Los ecos de la Guerra de la Independencia dejan sentirse en la comarca de Conquista, tanto en lo referente a operaciones militares –levas en las que se “ordenaba a todos los tiradores y demás gentes se pusiesen a las órdenes de Tomás de Zorain, comandante de los escuadrones de caballería de montaña de Córdoba, para ocupar los apostaderos de las gargantas de la sierra”- como en dinero y víveres (45 fanegas de trigo en 1809) con cargo al pósito municipal, con el objeto de intentar cortar el paso al ejército napoleónico en su avance hacia Córdoba. Incluida en el partido judicial de Pozoblanco, Conquista pertenece durante la Restauración al distrito electoral de Córdoba, lo que supone que son los jefes de los cacicatos liberal (Barroso del Castillo, Peralbo Cañuelo y Barroso Sánchez Guerra) o conservador (Isasa Echenique, Porras Aguayo, López Amigo, Castillejo, Sánchez Guerra, F. Sotomayor o Enríquez Barrios) quienes controlan su funcionamiento político. Desde el punto de vista social, son notorios los efectos de las grandes crisis que se desarrollaron en la provincia, como la de 1905, aunque dado su componente fundamentalmente agrario pudo ser combatida mediante el aumento de la oferta de trabajo en la mina y en el trazado de la línea ferroviaria Peñarroya-Conquista; y sobre todo, en el periodo 1918-1920. El impacto de la explotación minera terminaría dinamizando demográfica, económica y socialmente la población; la creación de sociedades patronales (Sociedad de Labradores Fomento Agrícola), políticas (Casino de Obreros Republicanos, 1910) y obreras (Sociedad Obrera Minera) son una prueba manifiesta. Finalmente, Conquista sería, en la Guerra Civil, el último pueblo de la provincia en caer en manos de las tropas de Franco.